Carlos Alcaraz volvió a demostrar su capacidad para aparecer en los momentos importantes y lo hizo en el Ariake Arena de Tokio, donde superó con claridad al estadounidense Taylor Fritz en la final del torneo. El marcador, 6-4 y 6-4 en 1 hora y 33 minutos, refleja un partido en el que el número dos del mundo supo neutralizar el poder de servicio de su rival y desplegar su habitual abanico de recursos.
El choque arrancó bajo techo, con un ambiente vibrante. Fritz, fiel a su estilo, se apoyó desde el inicio en su saque. El estadounidense llegaba a esta cita como el jugador con más aces del circuito en 2024, pero pronto se topó con la capacidad de resto de Alcaraz, que le obligó a jugar siempre un golpe más. Aunque el primer set avanzó parejo, con oportunidades desaprovechadas por el español, la presión acabó por romper la resistencia de Fritz en el tramo decisivo. Con 5-4 a favor, Alcaraz logró la rotura y cerró la manga con autoridad, pese a algunas dudas en la ejecución de sus subidas a la red.
En el segundo parcial el guion se mantuvo, pero con un Alcaraz más incisivo. De inicio, un break le permitió tomar ventaja y confirmar que su control del partido iba en aumento. Fritz intentó sostenerse con saques directos, pero su movilidad disminuyó tras recibir atención médica en el muslo. Mientras tanto, el murciano mezclaba potencia con toques sutiles, especialmente con la dejada, que resultó letal en varias fases.
La clave estuvo en los juegos intermedios: Alcaraz se adelantó 4-1 y parecía listo para acelerar hacia la victoria. Fritz aún dio un zarpazo rompiendo el saque del español cuando servía 5-2, pero la reacción fue corta. El español recuperó la compostura y con un nuevo turno de saque impecable se colocó en disposición de cerrar el título. En el juego definitivo, un ace y una última dejada sentenciaron el encuentro, con el marcador final de 6-4, 6-4.
Más allá del resultado, el partido dejó la sensación de que Alcaraz supo controlar el ritmo en todo momento. Su variedad de golpes y su capacidad para ejecutar el plan táctico, combinando potencia desde el fondo con la sorpresa en la red, marcaron la diferencia frente a un rival limitado por la falta de continuidad.
El murciano suma así un nuevo título en su palmarés y refuerza su camino hacia el tramo final de la gira asiática. Tras Tokio, el horizonte inmediato se centra en Shanghai, donde le espera un Masters 1000 clave en la lucha por terminar el año en lo más alto del ranking.