El Real Murcia es colista. Tras ocho jornadas disputadas, el equipo pimentonero solo ha sumado 6 de 24 puntos posibles. Una cifra deplorable, casi humillante. Porque en el largo tormento del Real Murcia en las últimas décadas todavía quedan terrenos inexplorados y que denuestan la historia de uno de los clubes más grandes del fútbol español. Hoy, el Real Murcia duerme en la última posición de la clasificación de la Primera RFEF, la tercera categoría del balompié patrio. Ahí permanecerá, mínimo, hasta el próximo domingo, cuando el conjunto de Etxeberria visitará el Pepico Amat de Elda.
Hasta 20 años han pasado desde que el Real Murcia ocupó el farolillo rojo. Dos décadas en las que el cuadro grana sabe lo que es caer a puestos de descenso, pero sin llegar a lo más bajo. La temporada 2004/05 fue la única vez que el Murcia ha sido colista. Entonces, el club decidió prescindir de Manolo Preciado como técnico de la primera plantilla, tras concluir la jornada 13 empatado a puntos con el penúltimo, pero penalizado por los goles en contra.
Desde aquella temporada han pasado veinte años solo en uno ha sido último. Esta semana ha sido la segunda. Y es que la derrota en el Enrique Roca ante la UD Ibiza (0-2) y la victoria del resto de rivales ha mandado al Real Murcia al último puesto de la clasificación.
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La derrota ante el cuadro balear no ha hecho más que agravar una crisis demasiado grande. Si Etxeberria ya salvó su primer matchball ante el Sevilla Atlético, en este segundo no ha sido capaz de mantener al equipo a flote. El contexto actual y los precedentes del último mes invitan a pensar en una decisión drástica por parte del club, que esta semana ya valoraba opciones para coger las riendas del equipo en caso de no conseguir un resultado positivo en Elda.
Solo el peso simbólico de Etxeberria, su vinculación con Asier Goiria y su prestigio forjado en Segunda División parecen sostener aún su figura. Ese respeto histórico, que algunos interpretan como una influencia excesiva en la toma de decisiones de Felipe Moreno, ha pospuesto un desenlace que se antoja inevitable. Las próximas horas serán clave en el futuro del equipo.




















































