Desde el pasado mes de abril, Carlos Alcaraz no ha perdido nunca antes de la final en un torneo ATP y solo tres hombres han podido cuestionar el reinado del número uno del mundo. Su estreno en Tokio frente a Sebastián Báez estuvo cerca de cambiar su destino antes de tiempo. El principal favorito en la capital nipona abrió su primera participación en este ATP 500 con un partido con más imprevistos de lo habitual frente al argentino por 6-4, 6-2 en una hora y 30 minutos.
Y es que con 2-2 en el primer set, Alcaraz se hizo daño en el tobillo izquierda en una arrancada desde el fondo para intentar alcanzar un golpe corto de Báez. El español necesitó asistencia del fisioterapeuta en pista para protegerlo con un vendaje. A pesar de las molestias, siguió compitiendo para colocarse 5-4 y saque para cerrar la manga, momento en el que apareció la lluvia para mandar a los jugadores al vestuario.
“Tenía mucho miedo, no te voy a engañar”, reconoció Alcaraz tras el partido. “Cuando apoyé el tobillo estaba preocupado, porque al principio no me sentía bien. Estoy contento de haber podido hacer un buen tenis después de eso y acabar el partido bastante bien. Intentaré recuperar para hacer todo lo necesario para estar preparado para la próxima ronda”.
Alcaraz supo conservar la ventaja en la reanudación unos minutos más tarde para cerrar por 6-4. Además, abrió el segundo parcial con dos juegos consecutivos más que le permitieron sellar su récord de 15-0 frente a rivales argentinos desde que cedió en segunda ronda de Río de Janeiro. Aquel fue su primer torneo ATP Tour. Desde entonces no ha vuelto a perder con un jugador de esta nacionalidad.
En su primera aventura en un torneo ATP Tour como No. 1 desde 2023, persigue en esta edición de Tokio convertirse en el cuarto jugador de su país en ganar en la pista dura japonesa.