Carlos Alcaraz ya está en los octavos de final de Wimbledon tras superar este viernes al alemán Jan-Lennard Struff por 6-1, 3-6, 6-3 y 6-4 en dos horas y 21 minutos de partido. El número dos del mundo volvió a vivir un duelo exigente, de esos que desgastan tanto física como mentalmente, pero del que salió reforzado, agarrado a su instinto competitivo y a su capacidad para sobreponerse a los momentos de mayor presión.
El primer set fue un paseo. Alcaraz salió encendido, con precisión quirúrgica al resto y castigando cada segundo saque del alemán. En apenas 27 minutos, el murciano cerró el parcial por 6-1 dejando claro quién mandaba. Pero Wimbledon siempre guarda tramos impredecibles y Struff, fiel a su estilo directo, reaccionó. Más agresivo, más eficaz con su servicio y buscando constantemente la red, el alemán igualó el partido 3-6 mientras el español cometía errores poco habituales y bajaba el porcentaje de primeros saques.
El tercer set fue clave. Alcaraz, obligado a recuperar sensaciones, se recompuso desde el fondo, volvió a dominar los intercambios largos y, sobre todo, mejoró al saque. Rompió en el arranque y no soltó la ventaja, cerrando el parcial con firmeza. El cuarto, sin embargo, fue una montaña rusa. Struff cometía dobles faltas en momentos clave, pero también presionaba al resto y obligaba a Carlitos a jugar al límite.
«Sabía que iba a ser difícil desde el principio», confesó Alcaraz nada más terminar el partido. “He sufrido al saque, ha sido estresante, pero he sabido aprovechar mis oportunidades”. Y así fue. Con 4-4 en el marcador del cuarto set, llegó el momento decisivo. El murciano atacó, encontró un error en la volea de su rival y logró un break vital que le permitió sacar para cerrar el partido. Lo hizo con autoridad.
Wimbledon se rindió de nuevo a su talento cuando saludó desde el centro de la pista. El domingo le espera otro duro examen: el ruso Andrey Rublev. Mientras tanto, entre risas, Carlitos reveló uno de sus placeres fuera de la pista: “Me encanta jugar al golf. A ver si me toca otra vez con Murray, que estamos 1-1”.
Por ahora, en la Catedral, el rey sigue siendo él.