Este 6 de diciembre dejaba en La Constitución de Yecla un partido de necesidades para dos conjuntos que miraban hacia abajo con temor. Yeclano y Real Jaén daban el pistoletazo a la jornada en el grupo IV de Segunda RFEF. El conjunto del Altiplano afrontaba un nuevo encuentro en casa después de caer hace una semana en el Ángel Celdrán ante la Deportiva Minera. En esta ocasión, el rival sería el Real Jaén.
El primer tiempo no fue, ni mucho menos, el más atractivo para el espectador. Pocas ocasiones y escaso fútbol vistoso en Yecla por parte de ambas escuadras. Los dos equipos apenas pudieron acercarse con peligro a las áreas rivales, donde siempre imperaron las defensas sólidas de locales y visitantes. Ninguno de los dos conjuntos dominaba con claridad en el centro del campo, y el balón viajaba de un lado a otro sin un dueño claro.
Al descanso, el partido se marchó con empate sin goles, con bostezos en la grada. El segundo período sí comenzó con muchas más cosas que contar. En la primera acción de peligro, el Real Jaén rozó el tanto con un remate de Moyano que se estrelló en la madera. Tras un saque de esquina estuvo muy cerca de llegar el gol que inaugurara un marcador que parecía inamovible.
A balón parado también llegó el peligro por parte local. El Yeclano, en acciones posteriores, puso en apuros al Real Jaén después de enviar al corazón del área varios centros precisos que obligaron a intervenir a la zaga lagarta y al meta Rabanillo.
El Real Jaén avisó al principio, pero nada más. Los jiennenses se fueron diluyendo poco a poco ante un Yeclano que tampoco demostraba ser un equipo con grandes recursos ofensivos. Sin embargo, en el minuto 73 Babacar remató en el área pequeña para encontrar el premio del gol en un momento crítico para los lagartos. 1-0, y de nuevo los blancos necesitaban remar a contracorriente para rescatar algo de la visita.
El equipo de Herrero no transmitía sensación de peligro y el Yeclano se veía con los tres puntos en el bolsillo. De hecho, en el 95 llegó la sentencia desde los once metros: Josema transformó una pena máxima que resucitaba a los azulgranas en la clasificación.



















































