El Real Murcia encara la segunda mitad de la pretemporada con ciertas conclusiones tras los amistosos disputados. La entidad murcianista ha demostrado tanto notas positivas, como las buenas sensaciones de algunos fichajes, como facetas a matizar antes del debut liguero del próximo 31 de agosto. Entre las debilidades, persiste una cuenta pendiente del curso pasado.
Una de las razones por las que el conjunto grana permanece en Primera RFEF fue la fragilidad defensiva que caracterizó al conjunto pimentonero. El Real Murcia no registró un número considerado de tantos encajados, pero si concedió una gran cantidad de ocasiones a sus rivales. La irregularidad de los componentes de la zaga o la plaga de lesiones sufrida en dicha posición fueron algunos de los motivos sufridos por el Murcia.
Una debilidad que se ha mantenido en el tiempo. Durante los amistosos de pretemporada, una de las notas negativas ha sido la facilidad con la que los rivales se plantan en el área grana. Una situación que se ha dado prácticamente en todos los amistosos disputados por el equipo de Etxeberria. Hércules y Albacete fueron los dos equipos que más acosaron a la defensa rojiblanca, siendo los manchegos los que lo hicieron con mayor éxito.
No fue una excepción el encuentro de este sábado. El Orihuela irrumpió con fuerza en el área visitante, sobre todo en la primera parte. El equipo de Pato gozó de oportunidades desde el pitido inicial, y se intensificaron antes del descanso, desequilibrando el partido por medio de un penalti transformado por Solsona.
Una urgencia de cara al debut liguero. La solidez defensiva es uno de las principales metas a lograr por el Real Murcia antes de su visita a Marbella el próximo 31 de agosto. Para ello, el objetivo de la dirección deportiva rojiblanca es incorporar un efectivo más para el centro de la zaga defensiva. Los antecedentes más recientes indican que habrá que esperar para la llegada del último refuerzo defensivo.