Carlos Alcaraz lucha contra todo y contra todos. El español alcanzó este sábado los cuartos de final de Tokyo, entregado en un torneo inédito en el camino. En la primera visita de su carrera a la capital nipona, donde le anima una afición volcada en cada punto, el número uno mundial inicia una gira asiática en la que puede consolidar su nuevo reinado en el circuito. Si el respeto, la tradición y la historia tiñen cada palmo de la cultura nipona, el murciano busca afianzar una gran huella en los libros del deporte.
El primer cabeza de serie atravesó un partido de interrogantes, observado con lupa tras torcerse el tobillo izquierdo en el debut ante el argentino Sebastián Báez. Dos días después, el español saltó al Ariake Coliseum con garantías para competir, derrotando por 6-4, 6-3 a Bergs en un choque repleto de curvas.
«Ha sido duro. Tuve un día y medio para recuperarme lo mejor posible», dijo Alcaraz sobre el estado de su tobillo. «Lo dije antes y lo repito: tengo el mejor fisioterapeuta del mundo, creo en él al 100%. El trabajo que ha hecho con el tobillo es fantástico. He podido jugar con normalidad. A veces me sentía preocupado con algunos movimientos, sentía el tobillo, pero en general he hecho un buen tenis y un buen partido».
En un torneo donde parte como gran candidato al trono, Alcaraz se topará con un viejo conocido rumbo a las rondas definitivas. El español disputará los cuartos de final ante el estadounidense Nakhasima.