En una liga cada vez más equilibrada, donde cada victoria se paga muy cara, el UCAM Murcia ha conseguido algo que muy pocos equipos logran: ser una referencia absoluta en los dos extremos de la pista. Aunque su imagen pública suele asociarse a la intensidad y la solidez defensiva, los números revelan una realidad aún más impactante. El conjunto universitario, tercero en la clasificación con siete victorias en nueve jornadas, no solo es el mejor equipo defensivo, sino que también exhibe un arsenal ofensivo que lo coloca entre los más letales de la competición.
Una muralla atrás, un vendaval adelante
Que UCAM sea el equipo que mejor defiende no sorprende. Su estructura táctica, la disciplina colectiva y la agresividad controlada comandada por el técnico Sito Alonso, le han permitido reducir a sus rivales a mínimos históricos. Sin embargo, limitarse a definirlo como un conjunto rocoso sería quedarse con apenas la mitad de la historia.
En ataque, el cuadro murciano ha desplegado una regularidad sorprendente. Los datos lo respaldan como segundo equipo que más puntos anota por encuentro (91,3), una marca que confirma que su ritmo ofensivo es constante, sostenible y, sobre todo, muy difícil de contrarrestar. Segundo que más triples convierte por partido (10,78), un volumen alto que refleja un juego exterior dinámico, con circulación fluida y múltiples amenazas, logrando ser el cuarto mejor porcentaje en triples (36,19%). La eficiencia perimetral coloca al UCAM entre las élites de la competición.
En tiro de dos, la cosa incluso mejora, alcanzando el porcentaje más alto de toda la liga (57,8%), una estadística especialmente significativa, pues demuestra que el equipo no vive únicamente del triple; su ataque interior es contundente, bien ejecutado y tremendamente efectivo.
Versatilidad como identidad
Lo que hace especial al equipo universitario no es solo la acumulación de buenos números, sino la armonía entre ellos. Pocos equipos pueden presumir de dominar el ritmo del partido, minimizar las ventajas del rival y, a la vez, sostener un caudal ofensivo tan consistente.
Su ataque interior, sobretodo con Cacok en pista, genera ventajas, tiradores como Forrest, Nakic o Raieste, castigan cada ayuda y su defensa permite correr, anotar en transición y desgastar al rival durante los 40 minutos con exteriores dinamitantes como DeJulius y Ennis. Es un modelo que mezcla físico, inteligencia táctica y una convicción evidente de ser un equipo que sabe exactamente a lo que juega.
Un aspirante con sello propio
En una temporada marcada por la competitividad, el UCAM Murcia se ha colocado en un escenario privilegiado con esas siete victorias antes de afrontar tres visitas de enorme nivel en el Palacio (Joventut, Valencia, Real Madrid) que marcarán el techo del equipo en Liga Endesa y sus aspiraciones en Copa del Rey. Su equilibrio numérico no es fruto de la casualidad, sino de un proyecto deportivo sólido y de un grupo que ha abrazado un mismo objetivo: competir al máximo nivel sin renunciar a su identidad.
Defensivamente soberbio. Ofensivamente explosivo. En estos primeros meses de competición, se está construyendo una candidatura seria desde la excelencia en ambos lados de la pista.


















































