Jimbee Cartagena lo ha vuelto a hacer. En un desenlace imposible de imaginar, el conjunto de Duda conquistó este jueves su segundo título consecutivo de la Liga Nacional de Fútbol Sala con una remontada memorable ante el Barça (3-2), firmada en los últimos suspiros del encuentro. Waltinho y Pablo Ramírez sellaron una victoria histórica en un Palacio de los Deportes que vibró como nunca.
El equipo cartagenero llegaba a este cuarto encuentro con ventaja en la serie (2-1) y la oportunidad de proclamarse campeón ante su gente. Pero el partido no fue nada sencillo. Un doblete de Antonio puso por delante al Barça, que supo resistir durante gran parte del encuentro los envites de un Jimbee intenso, pero poco certero. Waltinho empató desde el punto de penalti, pero el segundo tanto azulgrana volvió a dejar la final cuesta arriba para los locales.
A medida que el cronómetro avanzaba, la tensión crecía en las gradas. Sin embargo, el apoyo incondicional de la afición del Jimbee no volvió a fallar. No dejó ni un minuto de arropar a su equipo entre cánticos cartageneros, tambores y aplausos. “¡Sí se puede!” y “¡Vamos CAMPEÓN!” no dejaron de retumbar entre los cuatro costados del Palacio de los Deportes. Fue entonces cuando todo cambió.
El partido dio un giro de 360 grados en el último minuto. Primero, Cortés dejó sentados a dos defensores con una jugada antológica para asistir a Waltinho, que no perdonó y puso el 2-2. Apenas unos segundos después, un disparo del propio Cortés fue desviado por Dídac Plana, pero el rechace cayó en los pies de Pablo Ramírez, que empujó el balón a la red desatando la locura absoluta. Jimbee Cartagena es campeón otra vez.
El Barça de Tino Pérez, serio y competitivo durante todo el partido, quedó desbordado por la fe y el empuje del Jimbee. Ni el talento de Adolfo, ni la calidad de Pito o Dyego fueron suficientes para contener la embestida final de los locales, empujados por un público incansable y un espíritu de equipo inquebrantable.
El pitido final confirmó la hazaña, Jimbee Cartagena reina por segundo año consecutivo en la LNFS, con una plantilla que ha sabido sufrir, competir y brillar cuando más lo necesitaba. El trofeo se queda en casa, y Cartagena vuelve a celebrar con orgullo a su campeón eterno.